Te preocupa lo que pasará en el futuro y por eso no te a través a tomar decisiones y avanzar en tu vida.
El miedo por lo que el futuro nos deparará genera tanta angustia que nos hace quedarnos quietos, inmóviles.
Ante los peligros podemos huir o luchar. O nos quedamos y luchamos con todas nuestras fuerzas o huimos y nos olvidamos de que el peligro existía. Tomar una decisión sobre qué hacer ante el futuro es algo más complicado que decidir si te enfrentas a tu miedo a volar o no coges un avión en tu vida. Por desgracia, todavía no podemos huir del futuro, tarde o temprano nos tenemos que enfrentar a él.
Al final, tenemos que acabar tomando decisiones. Lo que pasa es que, mientras estamos creciendo, los demás, nuestros padres, tutores o familiares, son los que toman las decisiones por nosotros. Durante nuestro desarrollo, tenemos pilares que nos van a sostener sea cual sea la consecuencia de nuestra decisión. Sin embargo, cuando somos totalmente conscientes de lo que es la realidad de la vida, tomar cualquier tipo de dirección se hace mucho más complicado.
A veces, es tan difícil, que preferimos quedarnos donde estamos porque ya lo conocemos y sabemos que es un lugar seguro. Es mejor conformarse, que dar el salto y mejorar. Porque mejorar implica riesgo y el riesgo da miedo.
Es normal sentir preocupación por el futuro. El miedo a lo desconocido es una experiencia humana común y puede paralizarnos si no se maneja adecuadamente. Sin embargo, es importante recordar que el futuro es inevitable y que no podemos controlar todos los aspectos de nuestras vidas. Lo importante es ser consciente, de si donde estamos, estamos bien. De si la vida que estoy llevando me sirve y me proporciona todo lo que necesito para estar a gusto. Valorar si los esfuerzos que tengo que hacer para mantenerme son compensables con los beneficios que obtengo.
Es fundamental para nuestro crecimiento personal y profesional seguir avanzando en nuestra vida en vez de dejar que el miedo nos paralice. Para tomar una decisión lo sincera posible puedes hacerte estas preguntas
- ¿De dónde vienen mis ganas de querer hacer eso?
- ¿Qué pasa si no lo consigo?
- ¿Qué es lo peor que podría pasar si me arriesgo?
- ¿Soy consciente de todo lo que supone tomar esta decisión?
- ¿Puedo asumir las consecuencias de mi decisión?
- ¿Cómo estoy donde estoy ahora?
Responder a estas preguntas puede ayudarte a tomar una decisión de manera más objetiva, sabiendo de donde proceden tus ganas de cambiar y arriesgarte y, siendo consciente de que, aunque haya ciertos aspectos que podamos controlar y gestionar hay otros, con los que nunca vamos a poder hacer nada. Tienen que pasar y pasarán.
Conociendo la respuesta a estas preguntas podrás poner en práctica estrategias como la que te presento a continuación que pueden hacer ayudarte a seguir un camino para conseguir tus objetivos:
- Establecer metas claras que te ayuden a enfocarte en objetivos concretos con los que puedas determinar de forma clara si los has conseguido o no.
- Entender la ansiedad y sus mecanismos de funcionamiento para darte cuenta de cuando aparece y cómo puedes gestionarla
- Enfréntate a los miedos de forma gradual. No necesitas abarcarlo todo de golpe. Necesitas ir paso a paso y tomando decisiones seguras que te ayuden a ir validando tu objetivo.
- Busca apoyo si sientes que te empieza a superar la situación. Ya sea de familiares, amigos o profesionales de la salud
Pero ten muy presente siempre que el futuro es incierto para todos, y que parte de la vida es aprender a adaptarse a los cambios y desafíos que enfrentamos. En lugar de dejar que el miedo nos paralice, podemos elegir enfrentarlo con valentía y tener presente que las cosas que tienen que pasar, pasarán.